El consumo de aceite de semilla de granada protege contra ataques cardíacos, presión arterial alta, aterosclerosis y otras enfermedades cardiovasculares. Además, alivia los dolores musculares, reduce la hinchazón y aumenta la resistencia del organismo.
El aceite de granada aplicado sobre la piel alivia la irritación y el enrojecimiento, ayuda con el eccema, la psoriasis y las quemaduras solares. Estimula la circulación sanguínea. Mejora la elasticidad y el color de la piel y equilibra el pH, gracias a lo cual la tez luce sana y radiante.